domingo, 11 de septiembre de 2011

Intermedio de Manon






Mañana clara. Rachas de viento. Más nublado, sin lluvia, hasta la noche.
 Una hermosa noche de luna, no tan clara como la de ayer.











Dispuesta a narrar la botadura del buque, después del cambio de aparejo y mejora de la arboladura, porque tras del naufragio y del hundimiento consumado, hay que remozar la embarcación.

Todo ha cambiado, y sin embargo la vida sigue con la misma rutina.
He tardado en retomar el blog porque no sabía como enfrentarlo.
No quiero escribir un panegírico, no quiero abrumar, ni conmover.
La muerte es un hecho cotidiano y curiosamente cómo tal lo enfrenté, como si fuera ajeno, de otro..., como si no fuera conmigo, como si hubiera que solucionar la papeleta para otro... para otra....
 La muerte, el velatorio, el funeral.....raro, lejano y sobretodo ajeno.

" El estudio del corazón humano es de tal naturaleza, que cuanto más profundizamos en el, menos claro lo vemos". George Sand.

Después según pasa el tiempo,  el hecho al final se limita a una única frase: mi padre se ha ido.
No se a donde ni me importa, pero he de aconstumbrarme a la certeza de su ausencia y eso, creo, es lo que mas asusta.
Porque su muerte además de doler, asusta.
A Ricardo le debo, además de la vida,  su ejemplo de bonhomía singular, su afán de disfrute, el amor por la música, el cine y los toros.


Eso sí,  nunca fumó.

Aunque parezca mentira, en estos dias, yo tampoco he fumado, no por falta de ganas, no por falta de tentaciones ni de necesidad.

 Más bien me he mantenido por "vergüenza torera" y por el que dirán y por demostrar que aguanto el tirón como el que más.

Soberbia al fín, pero de momento,  ha servido.
No creo que sea la postura mas útil ni honorable, ni se cuánto  tiempo me servirá.
Uno debe realizar las hazanas por móviles probablemente mas loables, que el orgullo, pero es lo que hay.


Cómo casi todo en la vida, en mi interior, el momento de la muerte de mi padre se acompañó de una banda sonora;
 la culpa la tuvo él,  que me enseño a hacerlo.

Recordé que Benjamin Britten, uno de los compositores con para mí más  momentazos, casi más por su vida, que por su música, que también es magnífica, habia confesado su preferencia por el intermedio de Manon Lescaut de Puccini, cúando a él le llegara su hora.

Y recordé la música de D. Giacomo, y la encontré adecuada, por su lirismo y estupendo reflejo de la soledad ( la pobre Manon va  a ser abandonada por putón,  en el desierto,  para morir),  de la desdicha y el desconsuelo.
 Y pensé que era hermosa para Ricardo.



En fín, que después de todo y gracias a Ricardo queda la ilusión por vivir, por gozar y por aprender... y por buscar una causa más noble para seguir sin fumar... y una gran añoranza y una gran tristeza.

Es verdad que la noche es hermosa de luna... pero hace mucho calor.


Estoy segura de que no hay más que un placer, el de aprender lo que uno no sabe
 ( y una felicidad: amar las excepciones)
George Sand, Correspondencia con Flaubert.






La magnífica George Sand fumaba unos puros enooormes.





SETENTA Y TRES DIAS