DESVENTURAS
Catorce dias después y cada vez es más difícil.
No ha sido una semana fácil, ni laboral, ni personal, ni afectivamente.
Ha sido una semana de ideas cuadradas, esquinadas, macizas y cerradas, como ladrillos.
Yo tengo dias así, en que todo pesa, se complica y se agiganta, todo queda apelmazado, dolorido y estático.
Sin embargo hay otros dias de ideas redondas, lisas y flotantes, como pompas, en los que todo fluje y se desparrama, todo es más fácil y fluido.
No sé, también hay días de ideas esquinadas y angulosas, escarpadas y afiladas como estiletes, también hay dias en los que más vale no tener ideas.....
A mi me gustan los dias estilizados, puntiagudos, en filo, porque siempre son más entrenidos, más lúcidos y mordaces, aunque nadie lo perciba, si son más audaces.
Sin embargo, últimamente no soy capaz de conseguirlos, desde un tiempo a esta parte mi mente esta ocupada por un único pensamiento
(bueno, dos) cuadrangular, enorme y palalelo, onmipresete y acaparador.
(bueno, dos) cuadrangular, enorme y palalelo, onmipresete y acaparador.
Soy consciente en todo momento y situación de que no estoy fumando.
A veces es como un rumrum de fondo, que te previene, te avisa y te aligera.
Otras veces te sobrecoge, como un sordo rumor de las entrañas que te estremece, de improviso y te renueva, como el del amor no correspondido.
Ayer tarde, por ejemplo, acabé doliente y entregada del trabajo, por lo que comence a vagar sin rumbo, llegando a casa tres horas más tarde, con una falda nueva de las rebajas, después de entrar y salir de varios estancos, varios intentos fallidos de asalto al personal que pasaba fumando y de dos gintonics por el camino. Eso sí... sin fumar.
CONSUELOS
Dentro de los libros que no hay que leer, siempre desde mi limitado punto de vista, se encuentra destacado el de Almudena Grandes, Ines y la alegría.
Además de que le sobran más de la mitad de las páginas, estoy harta, harta de leer novelas en las que la protagonista ( lo mismo le pasa al Tiempo entre Costuras) no tenga fisuras. Perfecta compañera, eternamente enamorada del hombre ideal, lista, atractiva, consuelo del guerrero, ferviente luchadora, defensora de los débiles, buena cocinera.... por favor, nadie es así.
Todos somos imperfectos, amamos a quien no debemos (esto a mí me pasa constamente), calibramos mal la jugada , nos equivocamos, podemos ser mezquinos o tristes.
Por eso ha sido un gran consuelo, un enorme bienestar leer a Guy de Maupassant y sus pequeñas joyas del libro Todas las Mujeres ( gracias Pilar). Como a todos los grandes novelistas del XIX, que fácil se lee, que ironía y que maravilla de personajes femeninos. Estamos todas y en todas, por uno u otro motivo, es fácil reconocerse: castas, putas, lagartas, fieles enamoradas, púberes, celosas, timoratas, valientes... todas.
Altamente recomendable, para quien le gusten los buenos relatos, algo picarones y con mucho sobreentendido, eso sí.
Gracias por todo.
Y en homenaje:
Thomas Quastoff y Bobby McFerrin
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