jueves, 21 de julio de 2011

Romeo y Julieta

Día vigésimoprimero en la gran aventura y seguimos en la ruta.







Mienten los que aseguran que es fácil.

Cada día es más difícil por la brutal añoranza y la tendencia a recuperar actos conocidos, grabados a fuego en la no conciencia, en el sentido.

Se aguanta por principio, que no por ganas; todo eso del tiempo recuperado, la dependencia que te ahorras... son milongas, al menos para mí, que he asumido siempre la esclavitud del fumeque con tranquilidad, porque se ha de ser  esclavo de algo, nunca se es totalmente independiente porque siempre se está sólo y se necesita un asidero ( buena escusa el tabaco...). Ahora he de cambiar de amarradero. Ya lo encontráré.

Nacemos, morimos y en el camino nos complicamos la vida, siempre sólos, no siempre callados.... un momento voy  a vomitar.........
Siempre manipulados, no sé por quién, si sé porque...no es el día.


Los grandes dramas humanos dejaron de producirse  cuándo Shakepeare dejó de escribir, por eso  cuando la tragedia asoma, se relee cuaquier cosa del maestro y en paz, ya hay suficiente dosis para capear el temporal con donosura y a otra cosa mariposa.
Mucho más fácil, ecológico y sencillo que complicarse el ánima con malos rollos. Este mecanismo tan elemental no lo entendería nunca ningún hombre.

Los problemas irresolubles ( quien soy, porque no me quiere, donde voy...) se aparcan, tan ricamente en el desván de los sueños perdidos y se sustituyen por un poquito Shakespeare y un mucho de frivolidad, el resultado es sorprendente, porque pasan a significar un bledo los grandes dilemas de tu vida.




Sólo es eterno lo que es efímero.

El amor de Romeo y Julieta es inmortal porque no sucumbio a la rutina. Duró un suspiro, por eso pervive incólume y perfecto.

 Romeo no soportó a su amada en sus días hormonalmente dependientes ni Julieta hubo de soportar las rabietas, la incompetencia,  ni los celos tristes de su amante.








En el mundo de hoy, hay para pegarse dos tiros, nada más poner la radio por la mañana, si embargo,  como Julieta hay que pensar que es el ruiseñor y no la alondra lo que uno oye en la ventana y que aún hay tiempo, y que aún cabe la esperanza y que aún puede que tu me quieras y que aún puede que exista un mañana......


Francesco Hayez. El beso.
El cuadro más sentimentalmente melodramático que nunca he visto.
Picacoteca de Brera en Milan.