martes, 4 de octubre de 2011

A vueltas con El Duende





Vapor de altitud, luego otra vez cielo claro; después el sol ardía abrasador y no se nubló.

Cielo completamente claro al ponerse el sol, aunque había viento del Sudeste.




NOVENTA Y CINCO DÍAS.
INCREÍBLE Y ACOJONANTE.




Fin de semana vitoriano, largo, espléndido y soleado.

Parece que hay un decalaje de unos meses entre el tiempo meteorológico y el calendario y a lo mejor resulta que con tanto trajín, nos hemos equivocado y estamos en Julio.

A lo mejor nos pasa como a los antiguos romanos, necesitamos a un Pontífice Máximo que coloque o quite unos cuantos días del calendario para ajustarnos temporal, astronómica y meteorológicamente.
A lo mejor.


 Supongamos que se llamara algo tan sonoro como Cneo Domicio Ahenobardo Pippinna, por ejemplo y supongamos que borrara de un plumazo los dos últimos meses. Sería fantástico. Lástima que incluso el pontífice máximo romano únicamente ponía días... nunca quitaba.

No sé muy bien donde está Ricardo, porque está, pero sus cenizas ya están el el cauce del río Zadorra, donde quiso. A lo mejor ya han llegado al Ebro y en poco tiempo en el Mediterráneo, el mar nuestro y aquí enfrente de mi ventana. ¿Quien sabe?.


Siguiendo con el año de la conversión, renuncia y adiestramiento, anuncio públicamente mi nueva decisión de empezar una feroz dieta de adelgazamiento el próximo lunes 10.

 No puede ser tan duro y angustioso como no fumar; digo yo. Porque no fumar sigue siendo omnipresente y agotador, pero en fin, gracias a todos ahí vamos.

Bien, vamos a adelgazar, con el mismo ímpetu (poco) y la misma obligación moral (toda). Para celebrarlo y que no decaiga me acabo de endosar entero un hermoso bocadillo de tortilla de chorizo de los de toda la vida.


También he descubierto que no es necesario comprar un saco de boxeo, al menos de momento, porque para eso es que ya tengo una wii, aunque suene pijo, tengo una wii, y con la wii puedo zurrarle a un saco, con toda la emoción y sin limitaciones.
 Ayer, después de soportar cinco horas de tren fue un festejo.
También prometo solemnemente empezar a hace ejercicio.....bueno, que va a ser demasiado.

FOUR LIONS.


Película inglesa anunciada engañosamente como comedia. Tremenda.

Va de cuatro gilipollas, tontos, rematadamente tontos, terroristas islámicos, que se van a inmolar en una marathon de una ciudad inglesa, no me enteré cual. Al final se inmolan, de la manera mas idiota, como idiotas sin paliativos son los policías de la ciudad en cuestión.
Creo que de nuevo los ingleses, dan una lección demoledora en plan sátira de la realidad más espantosa. Ahora gracia no me hizo ninguna. Quizá es que estoy mayor, o menopaúsica o sin humo, no sé.


También admito que en este país seríamos totalmente incapaces de hacer una parodia de los etarras o del atentado de Atocha.

No deja de ser curioso cómo en Gran Bretaña los humoristas se atreven con monarcas, gobiernos e instituciones públicas y privadas que deben estar habituados  a sufrir  comentarios hirientes y sátiras sangrantes.

Tampoco nadie en Estados Unidos se ha atrevido a hacer comedia con el 11S. Sería de mal gusto hacerlo, tanto como hacerlo en España. ¿Por qué los ingleses se atreven? Ni idea.
La película es extraña y es difícil entrar en su juego, los personajes son demasiado estúpidos. Visualmente es muy incómoda, parece rodada todo el rato con una cámara al hombro o de videovigilancia, temblorosa e ineficaz, porque ¿quien vigila a esta panda de descerebrados?

Sequía literaria, nada destacable ni desdeñable.

Bien, Octubre, en nada abrigo y ya se verá.

Oyendo al radio, no entiendo el desborde de los medios de comunicación con la boda de la Duquesa de Alba. Por favor ¿ a quién le importa?.
La Sanidad pública en Cataluña es un descalabro, el paro en Septiembre un horror y yo voy y decido trabajar menos y estudiar más. Siempre llevando la contraria....

Y EL DUENDE.
Fue Federico, el que en una conferencia en La Residencia de Estudiantes se marcó todo un discurso titulado Teoría y Juego del Duende.
 A el os remito, a la maravilla de Federico y su duende:




Duende en Morante y duende en Federico:




DESEO

Sólo tu corazón caliente,
y nada más.
Mi paraíso un campo
sin ruiseñor
ni liras,
con un río discreto
y una fuentecilla.

Sin la espuela del viento
sobre la fronda,
ni la estrella que quiere
ser hoja.
Una enorme luz
que fuera
luciérnaga
se otra
en un campo de
miradas rotas.
Un reposo claro
y allí nuestros besos,
lunares sonoros
del eco,
se abrirían muy lejos.

Federico. Poemas de amor y erotismo. 1920






Nunca más duende: Camarón, Federico, Paco de Lucía y la Luna

EL POETA DICE LA VERDAD

Quiero llorar mi pena y te lo digo
para que tú me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseñores
con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo
para el asesinato de mis flores
y convertir mi llanto y mis sudores
en eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja
del te quiero me quieres, siempre ardida
con decrépito sol y luna vieja.
Que lo que no me des y no te pida
será para la muerte, que no deja
no sombra por la carne estremecida.

Sonetos del amor oscuro.



Lo que cuesta encontrar el duende o cualquier otro tipo de ayuda sobrenatural en este mundo que corre.






Gracias por todo. Hasta la próxima






1 comentario:

pabeledo dijo...

pabeledo dijo...
Me alegro de que trabajes menos,y te diviertas mas,lo del ejercicio poco a poco,para ejercicio el de mi Alfon el otro dia 10 horas de Teatro con dos descansos,aunque sea una maravilla solo de pensarlo me da mareo,estaba Vargas LLosa
.Fue una comunión catártica, liberadora, cómplice. Setecientos espectadores permanecieron durante diez horas en el Teatro Valle-Inclán de Madrid (con descansos cada hora y media) celebrando un ritual que, al igual que la oración en muchas religiones, reconfortó a todos aquellos que participaron en él. Porque todos, tras esas diez horas mágicas, no es que aplaudieran, no es que se levantaran, no es que lanzaran bravos, cosas que también hicieron; es que bramaban, gritaban y, algunos, también lloraban. Fueron varios minutos, casi seis (muchísimos para teatro), que superaron los fervores que se ven en los teatros de ópera. Acababan de ver de una atacada la ya mítica trilogía La costa de Utopía, formada por Viaje, Naufragio y Rescate, que hace una década escribió el dramaturgo británico de origen checo Tom Stoppard. Por cierto esta semana en el LLure