martes, 1 de noviembre de 2011

El invierno que viene



Otro día festivo, que algunos, la mayoría hemos agradecido.
Paseo matutino por el barrio, con cafelito y periódico,  en terraza con giris.
Mañana soleada y tranquila.
Aún no llega el frío.
Nubes de tormenta en el horizonte que no amenazan lluvia inminente. Por la tarde despejado.




Despejado, a pesar del descalabro universal, y del avance del programa del PP que va a ganar las próximas elecciones.
Muy poco concreto, lo que menos importa es lo económico, desde el momento en que todos hemos leído en la letra pequeña, que sus medidas estarán sujetas a cambios en cuanto que llegados al poder vean de cerca el panorama que se  encuentran. Siempre tendrán la disculpa de: "esto está peor de lo que creíamos". Está claro que no quieren asustar.




Lo más preocupante para mí, sin embargo,  no es la economía, es lo que van a colar como de rondón. El panorama de país que nos espera después del 20-N empieza a no hacerme ninguna gracia: privatización de la educación, no a la negociación con ETA, no al aborto, prisión permanente, privatización de la sanidad....
En general espeluznante.
La esperanza es poca y el horizonte es de retroceso, retroceso hacia una sociedad como en la que yo nací, hace 50 años.



¿Retroceso de verdad?¿ O es que no hemos avanzado nada? ¿Únicamente soy más vieja, mas consumista, conformada y obediente que cuándo tenía 18 años ?







Cuándo tenía 18 años, más o menos, era casi tan mitómana como ahora, comenzaba a oír ópera, pero el poster que había en mi habitación, detrás de la cama abatible ( cuestión de espacio) no era de un compositor clásico, si no de un cantautor ( como se decía entonces), inglés, moreno y barbudo.

 ¿ Os acordáis de CAT STEVENS?







De Cat Stevens tenía yo y tengo como oro en paño, uno de sus entonces famosísimos LPs, Teaser and The Firecat (1971) y sus letras las aprendí de memoria en mi inglés balbuceante. Era "canción protesta" medio hippy y medio poética, y definitivamente este chico era más guapo que Bob Dylan. A Leonard Cohen llegué mas tarde.

Cat Stevens vendió millones de discos en todo el mundo en los años 60 y 70, con canciones que hablaban de amaneceres, amor y paz.








Después de una experiencia traumática que nunca explicó, en 1978,  Cat Stevens ante la perplejidad universal se convirtió al Islam con el nombre de Yusuf Islam. Dejó la música y se dedicó a fundar escuelas en el Reino Unido, empleando su fortuna en ayudar a refugiados de guerra (Bosnia, Irak, Dafur, Gaza).

Es posible que hayamos olvidado sus canciones, puesto que nunca permitió que se emplearan en publicidad, y eso, en este mundo global, se paga caro.



En 2006 volvió cantar, en recitales y giras de intención benéfica o humanitaria, siempre intentado además mejorar la imagen infame que nos intentan inculcar de los musulmanes. Publicó un álbum: An Other Cup, de canciones hermosísimas que intentan transmitir su visión mística de la vida.



Bien pues, si analizas el fondo de los poemas de este hombre, de sus canciones de los años 70 y sus canciones del 2006, siguen siendo las mismas.
Llevamos 40 años haciendo las mismas reivindicaciones, sufriendo los mismos problemas y lo que es peor, vamos a tener que seguir en ello para los restos, porque la sensación ahora mismo es que vamos a empeorar sensiblemente el invierno que viene.

Bueno, no hay que desesperar, nunca hay que desesperar, siempre nos quedarán vías de escape que no podrán censurar, porque las desconocen.



Hubo una vez un poeta persa que nació en Nichapur hacia el 1040 de nuestra era y vivió cerca de 80 años.
Libertino, sibarita, místico y  profeta, supo sobrevivir en una época atroz de persecuciones y censuras dejándonos un legado de alegría en sus estrofas, las Rubayat, una celebración del brindis, del placer del instante, una enorme plegaria del goce momentáneo, frente a la finitud de la vida.
Se llamaba Omar Kayyan y no es fácil encontrar su obra en una traducción decente, hazaña que llevo intentando varios años. Además de poeta y vividor, este sufí tan pervertido, fue matemático y astrónomo e incluso reformó el calendario musulmán.
Si él pudo llevar una vida placentera y fructífera en su época; ¿ porqué no hacer lo mismo en el calamitoso siglo XXI, aunque no se sea un genio iraní?
Quizá la solución sea la creación de un mundo propio y paralelo, de refugios múltiples y alternativos, donde ocultarse este invierno.


Cuando hayamos partido sin dejar ningún rastro
el sol no cambiará sus leyes ni sus ciclos;
ya vivió sin nosotros innumerables siglos
y no para deleitarnos luce su ardiente astro. 




 Bebamos, amor, bebamos: todo al olvido invita.
Yo que medito siempre, solamente en dos días
no he querido pensar ni jamás he pensado:
el que está por venir y aquel que ya ha pasado.
Si vino y bellezas hay, pide vino y bellezas,
siéntate junto al agua que el verde prado riega,
deja diablos y hurís al musulmán que crea,
mañana puedes morir si es que mañana llega.


Si en el cielo hay hurís y vino, como dice el mulá,
nuestro premio en lo alto será beber y amar.
Yo comienzo a gozar y vaciar copas en vida,
disponiendo mi alma al placer de allí arriba.

La tierra es un mosaico de dioses y creencias,
de clérigos, profetas, sacros libros y textos:
impiedad, fe, pecado, son sólo los pretextos
que los hombres invocan al luchar como fieras. 

 Mulá: no reces por mí. Dios da su don
sin que se lo pidan, y el velo de perdón
y su misericordia, inmensos como el mar,
cubrirán, sin mirarlos, los pecados de Omar.


Al mundo me trajeron sin mi consentimiento
y los ojos abrí con sorpresa infinita,
partiré después de reposarme un tiempo
sin saber la razón de mi entrada y salida.



¡ Que sabiduría la de Omar!








Quiero todo esto hoy:


Quiero que todo el mundo encuentre su paraíso personal, al menos un rato.
Quiero que no llegue el invierno.
Quiero que ya haya pasado.
Quiero fumar



Quiero que mi gato viva tanto tiempo como yo
Quiero comer caviar todos los dias.
Quiero no tener prisa
Quiero ser capaz de madrugar
Quiero seducir a un hombre diferente cada día
Quiero que me seduzca el mismo hombre todas las noches
Quiero que desaparezcan los mediocres
Quiero fumar
Quiero beber gintonics y champan francés en vez de agua a todas horas
Quiero no equivocarme
Quiero tener el cuerpo del Raquel Welch
Quiero ver buenas pelis todos los dias
Quiero equivocame
Quiero que llueva por las mañanas
Quiero vivir siempre junto al mar
Quiero no pasarme de lista
Quiero fumar
Quiero que el personal se duche
Quiero justicia
Quiero conocer a Ed Harris
Quiero ir a Samarcanda
Quiero menos estupidez
Quiero más y  mejores autobuses
Quiero acostarme tarde
Quiero fumar

Quiero todo esto y mucho más ¿ Y vosotros?

 

Ya son cuatro meses. 121 dias.



Hasta luego






1 comentario:

pabeledo dijo...

Yo tambien quiero muchas cosas de las que tu quieres ya llegaran haremos lo posible por que lleguen.
Los cerdos los mentirosos llegaran a la Moncloa esperemos,que sin mayoria absoluta,y negociaran con ETA, ya lo hicieron antes acercaron mas presos que nadie al Pais Vasco (me elegro)no haran nada contra ninguna de las leyes que se aprobaron en esta legislatura,tampoco lo hicieron antes y tambien votaron no cuando pasaron por el parlamento,luego cuando llegaron al poder se aprovecharon de ellas y punto,diran que las medidas drasticas que tengan que tomar seran por culpa del anterior gobierno que ha dejado el pais en quiebra ¿Quien tiene la culpa de la especulacion del suelo?y de la burbuja inmobiliaria?Lo peor de todo esto es que hay un monton de imbeciles que se creen esta patraña que aburrimiento.........